The beginning of our Erasmus adventure
Mucha puntualidad y caras de sueño esconden ilusión y algunos miedos. Cargando maletas más livianas y otras más pesadas, el grupo traslada su alegría al autobús y, de ahí, a la estación de Lisboa.
La primera toma de contacto nos obliga a engrasar nuestros conocimientos en idiomas. Los alumnos, los primeros que se lanzan. Lo observan todo, lo aplauden todo. Les gusta y a nosotros, que los acompañamos en esta experiencia, nos roban una gran sonrisa. Porque para algunos es su primera vez en el extranjero.
La incertidumbre del profesorado ante este estreno lingüístico se palpa en los primeros intentos. Nerviosos, pero exitosos. El grupo de docentes comparte el nerviosismo, que se disipa con rapidez al entrar en contacto con dependientes, conductores y, finalmente, compañeros de Turquía. Sin duda, nada más comenzar el viaje, hemos superado las inseguridades y abierto una puerta para retomar y mejorar nuestros conocimientos de inglés o, incluso, portugués.
Durante los primeros días, hemos visitado el espectacular Mosteiro dos Jerónimos en Belém, Lisboa. Allí descubrimos el típico estilo manuelino en un impresionante claustro. Además, los alumnos hacen sus primeras compras en un mercadillo y nos guían, plano en mano, durante el transporte en metro.
También recorremos impresionados las sinuosas carreteras de Sintra para llegar al Castelo morisco, desde el que hay unas vistas espectaculares del Palácio da Pena. Todos los alumnos coinciden en que ha sido precioso y reclaman tiempo libre para continuar viviendo su experiencia sin nuestra continua supervisión. Nos alegra su iniciativa y las continuas ganas de aprender, descubrir y agradecer. La Quinta da Regaleira nos despide con sus frondosos jardines y suntuosas salas. El viaje de vuelta en bus resulta un tanto movido entre oscuridad y lluvia.
Acabamos el día con una magnífica cena portuguesa. Comimos pescado y los alumnos nos agradecen haberlos animado a probar la gastronomía portuguesa.
Las ganas y el entusiasmo del grupo superan las expectativas.
El encuentro entre los participantes
El proyecto Erasmus ha posibilitado el encuentro entre el alumnado de Turquía y España en Barreiros, Portugal.
Durante el recibimiento en el centro portugués, en el que se han intercambiado dulces turcos y españoles, se ha realizado el visionado de los vídeos que ha preparado el alumnado de los diferentes países sobre el acoso en redes sociales. Las distintas culturas comparten la idea de la necesidad de acabar con esta práctica tan nociva y apostar por un uso saludable de las nuevas tecnologías.
La experiencia de recibir una clase en el centro portugués ha sido muy satisfactoria. Nuestro alumnado ha realizado marcapáginas usando Photopea junto a sus compañeros turcos y portugueses. Por su parte, el grupo de profesores ha conocido las instalaciones y recogido información e ideas sobre proyectos e iniciativas que se llevan a cabo en este centro.
El grupo se ha impresionado, principalmente, con la acogida de los estudiantes y profesorado de Portugal, así como con las instalaciones del centro, que tiene reconocimiento de excelencia por sus diversos proyectos y metodologías educativas.
La satisfacción de ver la alegría de nuestro alumnado disfrutando de conocer otras culturas, practicar idiomas e iniciar nuevos contactos con estudiantes de otras nacionalidades marcan una jornada de rotundo éxito.
El final de la experiencia
Se van sucediendo los últimos días de la experiencia con pocas ganas de volver. A pesar del cansancio, sigue habiendo ánimo para continuar, conocer lugares nuevos, reencontrarnos con los compañeros para estrechar aún más ese vínculo que une distintas culturas.
Callejeamos por Lisboa guiados por compañeras portuguesas. Subimos hasta impresionantes miradores desde los que observar la bella ciudad, comemos en un mercado en el que nuestro alumnado compra de forma autónoma su comida y todos seguimos deleitándonos con la gastronomía portuguesa.
El viaje continúa a través de autobuses, trenes y metros. Algunas vivencias que nos hacen perder trenes, pero que posibilitan infinitas risas. La complicidad con el alumnado crece y ya compartimos de forma más íntima las bromas, la ilusión, las dudas y algunas confidencias.
Rematamos nuestras visitas conociendo el Palácio de Queluz, un increíble edificio acompañado por jardines infinitos. También nos acercamos al mundo marino en el Oceanário de Lisboa, donde todos alucinamos con el dragón marino o las curiosidades del tiburón toro. Un placer ver la ilusión del alumnado viendo pingüinos y frailecillos, buscando pequeñas ranas o esperando para ver el juego de las nutrias.
El viaje va llegando a su fin, pero las risas no cesan. Parece que la energía vuelve a resurgir y el grupo, cenando y estrujando los últimos momentos antes de partir, baila y se ríe como si todo estuviera comenzando.
Nuestro inglés se ve reforzado, los lazos que nos unen también. Y ya estamos proponiendo y comentando ilusionados cómo en Sevilla recibiremos a los compañeros turcos y portugueses.