Cerramos la puerta del aula. El curso se queda atrás y, con él, muchas experiencias compartidas. Es buen momento para abrir nuestro corazón y despedirnos de forma consciente, generosa y constructiva, que nos guíe hacia el aprendizaje y la mejora constante, pidiendo disculpas por aquellas palabras, gestos o situaciones que pudieron hacer tambalear los cimientos de unas relaciones saludables y agradeciendo todo aquello que nos hizo crecer y mejorar. Así nos vamos, dando lo mejor y recibiendo lo mejor con bonitas sonrisas y miradas afectuosas que llenan nuestras “bolsas de las bolitas”. Ahora sí… ¡FELIZ VERANO!
Yolanda Fernández Cacho